"No nos enamoramos de un hombre o una mujer, sino de lo que hay en el interior de una persona..."
Cuando logras conectar de una manera tan íntima, que no son necesarias las palabras, sino que solo basta con el lenguaje no verbal; son esas miradas y/o gestos que forman parte de un idioma único y genuino que se construye con cada segundo que pasan juntos.
A menudo me reía de las comedias románticas, cuando el protagonista veía por primera vez al amor de su vida y se veía como el tiempo iba más lento y absolutamente todo en ese instante parecía perfecto. Nunca pensé que eso podría ocurrirme, pero hace unos años cuando lo vi por primera vez, sentí que el tiempo se detuvo, mi corazón se aceleró e hicimos contacto visual, en esa pequeña fracción de segundos, supe que mi alma estaría entrelazada a de él.
Muy pocas personas tienen la suerte de que el "amor de su vida", sea tu compañero para siempre. La vida siempre está repleta de cambios y son esos caminos los que a veces te separan de esa persona. Muchas veces, el amor no es suficiente para crear un sueño en conjunto, ya que los sueños de cada uno pueden no coincidir en el tiempo y espacio.
Dentro de las decisiones más difíciles que se pueden tomar, es soltar ese amor genuino por perseguir tus sueños, ya que muchas veces el elegirse, suele traer algunas pérdidas, sin embargo, el amarse a uno mismo y el sentirse completo, son extremadamente importantes (por no decir vital).
En un camino de reencontarme, volverme amar y descubrir quién soy (o quiero ser), voy soltando todo aquello que no me deja caminar ligero. Son muchas personas que ya no están y probablemente, serán muchas que llegarán en este nuevo camino.
"La llama que nos encendía
aún sigue en mí
añorando el día en que vuelvas a mí.
En el océano escucho tu voz
diciéndome que volveras amor"
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